PASOS
BAJO LA LLUVIA
No
me es ajena ésta noche de agosto.
Ni
me es ajena su peregrina y helada circunstancia .
Nada
me es ajeno, ni el apresurado paso
ni
el agua hiriente que me empapa de insomnio.
Apresuro
con mis labios su presencia
precipito
sus gotas urgentes en mi lengua
mientras
me recorre un escalofrío de incertidumbres,
de
sospechas y de extrañas suspicacias.
La
lluvia, puedes ser tú.
No
tiene edad –la lluvia- ni rostro ni cuerpo delineado
tiene
silencios, tiene ecos y trincheras sin costumbres,
puedes
ser tú.
No
tiene acuerdos, ni murallas, ni peldaños a contramano
tiene
puentes, cometas y farolas de faldas sin misericordia,
la
lluvia, puedes ser tú.
No
tiene espantapájaros ni santuarios que rediman el pecado
tiene
burdeles, historias de alcobas y oráculos prostituidos,
la
lluvia, puedes ser tú.
No
tiene sumisiones malvendidas ni miserables consecuencias
tiene
demonios, distancias correspondientes y dioses de jaurías,
la
lluvia, puedes ser tú.
No
tiene crucifijos que avalen honores ni límites absurdos
tiene
cumbres inhabitadas y volcanes de lunas a parir,
la
lluvia, puedes ser tú.
No
tiene ejercicios de idiomas vencidos ni respuestas para fugar
tiene
vocación de impostergable y presidiaria fatalidad,
la
lluvia, puedes ser tú.
Nada
me es ajeno en esta noche de agosto,
porque
todo, inclusive la lluvia
y
el pubis en vía crucis de este poema, eres tú.
Pintura Antonio Correa
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