martes, 20 de agosto de 2013

CARTA A LA CERTEZA

CARTA A LA CERTEZA

Por tener tú, la cabeza llena de pájaros
y los pies embarrados de vida,
por haberte devorado sin perezas la luna
y traficar inocencias sin pubertad,
por conceder a la brevedad
el privilegio de páginas vírgenes,
por hacer de la incertidumbre
una fuga a cualquier fábula
y asaltar sin impermeable
el aguacero de los poros libres ,
por desabrigar los detalles de la metáfora
intimando en la intemperie del descaro
y despertar a cualquier precio
la desnudez íntima de las vísceras,
por entregarte de complicidad en la apetencia
y maniatar el ángel a placer del pecado,
por provocar sin cálculos los inventos
y hacer de lo estéril una bestia indomable,
por estremecer el aliento inexplicable
donde el tiempo no descubre su verdad
y ejecutar el asombro en el cristal de la carne,
por cruzar el horizonte de lo iracundo
invadiendo con gritos el silencio y la agonía
y por ser el instrumento que acoge galaxias
en el advenimiento de lo inflamable
certificando de verosímil a este agosto
que apresurado intenta ser primavera,
por todo esto y por mucho más
pero por sobre todo, por tener tú,
en este perfecto roce del sueño equilibrista
la cabeza llena de pájaros y los pies embarrados de vida,
a veces, o mejor dicho, casi siempre amor mío,

alguien descubre la poesía.





pintura Antonio Correa

POEMA URGIDO

POEMA URGIDO

Amor, estoy urgido de rezos y versos.

Las palabras, las voces y los sentidos
duermen por tu culpa su invierno.

Un almanaque averiado en amoríos
me amarga, me llora y me deshace
tratando de enterrar la cintura del olvido.

Los restos adelgazados del penúltimo sorbo
sabrán a crónica de un último veredicto.

Amor, esta noche, los espejos de la muerte
se reirán sin desmayarse, sin importarles la gracia
y me harán tan miserable cuando se pronuncie la mañana.

Pero si vuelves tú, empapada de existencia
y a quemarropa te me disparas en el cerebro
y me atraviesas en el desorden de todos los gestos
y te quedas tan insoportablemente ufana
dominando la sangre que arde en la garganta
y violentando incurablemente la furia del latido,
todas las respuestas de salvación entrarán por la ventana.

Así sabrás amor, por qué te digo
que estoy urgido de rezos y versos.


Es que tú, tienes la llave que abre la puerta del infierno.





pintura Antonio Correa

CITA A CIEGAS

CITA A CIEGAS

La capacidad perimetral de una mesa nos separa.

En el medio del camino sin recorrer
dos tazas de café con el aliento descargado,
un diario vencido que nunca fue nuestro
y un mata puchos cargado que nos devuelve sus huesos.

El trayecto se colorea de oscura noche,
y el tiempo tiene el dorso destruido.

Hay un ahora que no percibimos, ni siquiera en la mirada,
tampoco en la campana, que acude muda y cobarde al momento.

Tengo el pensamiento muerto, el cálculo vacío,
un rompecabezas en el alboroto del corazón inquieto
y no puedo adivinar lo que la sombra de tu boca agita.

Me pregunto si es deseo, si es una constancia de desierto
o si tal vez, en la abstinencia de palabras
nos declaramos culpables de diminutos e insalvables puentes.

Aunque nada nos acusamos, ni siquiera recibo de deudas a cerrar.

El aire nos abofetea con contraseñas sin aliento.  

La fotografía es un guante preciso de knock-out.

Ni la pronunciación de un milagro tal vez pueda
degollar la distancia inalcanzable de sesenta centímetros.

Al final, tal vez no sea la simple mesa que nos separa
puede que tú hayas venida desprovista de cielos
y yo, sin la alquimia necesaria para la ocasión.  

Pero afuera llueve

y todavía estamos a tiempo.





pintura Antonio Correa

sábado, 17 de agosto de 2013

PRINCIPIO Y FINAL

PRINCIPIO Y FINAL

Hay un punto donde es posible ser verso
donde la equivalencia controla el deseo
y donde también, el misterio alucina sin remedio.

Ella lo sabe. Ella lo guarda. Ella lo impregna.

Ese punto no sabe de cuestiones suspensivas,
sí sabe, de naturalezas perfectas de armonías.

Entiende ella, que ese punto puede cambiar un mundo,
hacer que lo imperfecto se desnude de simetría,
hacer que todos los motivos valgan a pesar de las derrotas
y que haya causas de movilidad en la inmediatez
donde se ahogan el horizonte y la bienvenida.

Ese punto, según ella, tiene la receta para los amantes,
aquellos que osan con desafiar las leyes de la alegría.

Él, comienza por el punto de partida
inclinándose en la mordedura hambrienta
de aquellos, los labios de ella,
que denuncian la sed y la codicia.

Él, deberá sucumbir en el eje de todas las mañanas
si desea fecundar la crónica final de todas las energías.

Solo así, podrán ella y él, desde la equivalencia del deseo

escribir el punto final donde el secreto se rinde ante el verso. 





Autorretrato

ES POSIBLE

ES POSIBLE

Acontece que entre su arrabal y mi periferia
lo posible del quizás se vuelva probable.

Lo dicen los límites de un cielo estrellado
que se prolonga en el abismo de las miradas,
la suya, la mía y la de la noche abierta.

Arriba y abajo el pulso y el aliento nos salvan,
nos someten a juicio en una ceremonia sin pausas.

Nos bastará creer, que entre usted y yo, y la noche abierta
la cuenta regresiva del tacto que desgarra,
la cuenta regresiva que convierte la demencia en veraz,
nos sangre el extravío tangible del escándalo
donde se ciega la alarma de un viento ingobernable.

Pueda que nos suceda insobornable la gloria

y que la existencia nos sobrevenga de muerte súbita. 





Autorretrato 

HACERNOS DE POESÍA

HACERNOS DE POESÍA

Nos hemos apetecido en el prostíbulo de la poesía.

Si, allí mismo, en lo contiguo
donde los versos se visten de orgía.

Los verbos han profanado literalmente
la complacencia impenetrable del deseo,
la facultad de los instintos ha mordido
toda epidermis donde se desviste la rima.

Siempre importa cómo se gocen los adjetivos
y que el condominio del sustantivo sea afilado.

Quizá la sorpresa declame en el gesto de un soneto
o se rebusque sin importar que de epigrama se vista.

Solo bastará
con la severidad consonante de una juventud intempestiva
que todas nuestras voces sean una sola voz
para masticarnos con rabia en la vocación de la poesía.


Es posible que desde allí, nos empapemos de para siempre.





Autorretrato

SOSTENER EL SUEÑO CON CERTEZA

SOSTENER EL SUEÑO CON CERTEZA.

Si creemos.
Si deseamos la gota
como la desea el río.
Si perseguimos sin mediar la lejanía.
Si el regocijo nos convoca.
Si espantamos lo marchito.
Si exploramos sin importar lo perdido.
Si la cronología no nos habita.
Si concebimos el rezo de la embriaguez.
Si aullamos de hambre.
Si rugimos a pesar del miedo.
Si nos inspiramos en el placer
y aún en el dolor.
Si maldecimos la desmemoria.
Si rodeamos la creación y el instinto.
Si honramos el sacrificio y la locura.
Si vemos sin mirar. Si escuchamos sin oír.
Si respiramos desde el otro.
Si consideramos el sentimiento.
Si maduramos la cercanía.
Si pactamos con el infierno de la soledad.
Si arrullamos la resistencia.
Si inhalamos amaneceres.
Si tentamos la voz de los que luchan.
Si alimentamos la bestia del abrazo.
Si pronunciamos el resplandor del surco.
Si profanamos el demonio mal habido.
Si escribimos con el estampido.
Si nuestra primavera es amiga de la utopía.
Si el fracaso es nuestra arma
para seguir intentando.

Y si la tumba es nuestra libertad,

resucitaremos en todos los instantes.





Autorretrato

ENTRE AYER Y HOY, UN SECRETO

ENTRE AYER Y HOY, UN SECRETO

Ayer, hablábamos de usted y de mi.

Las palabras miradas nos construían.

Un silencio aturdido y contestatario
nos rebelaba con tanto estrépito
que usted y yo,
nos temblábamos sin distancias.

El aire eclipsaba el cálculo de lo inmediato.

Así fue, que usted y yo
fuimos capricho de luna
en el instrumento de la resistencia,
ceremonia errante en el sonido
de una hoguera con escaleras al sol
y conocimos la victoria
en la desnudez del agua
que vomitaba barquitos de papel
a la orilla de nuestras calles.

También, fuimos engranaje de un círculo equivalente
y del antojo que nos interrogó sin dictamen final.
Ayer sin saberlo, resultamos ser prófugos
de un tiempo que se confesaba intempestivo.

Ahora, en este urgente santiamén, usted y yo,
somos dos indocumentados
escondiendo la existencia de un suspiro

en la constelación dónde se perpetua el secreto.





Autorretrato

EL FIN DEL MUNDO A LA DISTANCIA DE UN BESO

EL FIN DEL MUNDO
A LA DISTANCIA DE UN BESO

Supongamos que entre usted y yo
el beso nos sea el fin del mundo.

Que todas nuestras cuentas
sumen un resultado indefinido.

Supongamos que nuestra ambición
provoque un sismo en los sentidos
y que el epicentro de todas las neurosis
guarde de usted y de mi, el cauce despavorido.

Que si transcribimos lo ilógico
al traspasar la raya y lamer la fortuna
usted y yo, conspiremos a favor del delirio.

Supongamos que se fragmente
de buenos designios
el punto final del equilibrio
y que entre usted y yo
no haya puntos suspensivos.

Valdrá entonces que la certeza deje de suponer  
y que el mundo se rinda a los pies de nuestra boca.

Acabemos con la suposición. Acabemos con el mundo.
Entibiemos la destrucción.

Entre usted y yo, hagamos desde nuestros labios

el más maníaco de los suicidios.





Autorretrato

domingo, 11 de agosto de 2013

HISTORIA SIN FIN

HISTORIA SIN FIN

En la visión súbita de la oportunidad
hagamos un culto de perpetua pertenencia.

Confisquemos el equilibrio, la audacia,
confisquemos al lobo que acecha de sed
convoquemos la melena al viento,
el bramido del rayo de luz y la sal.

Desaceleremos sin prórrogas el tiempo
agotemos de canciones nuestras manos
alberguemos el paso peregrino de la claridad,
la resaca perfumada del rocío y la inocencia.

Arrebatemos la exacta medida
dispuestos a exorcizar la tregua y la prisa
y ocasionemos la obsesionada alegría
donde el péndulo oscila de buena suerte.

Hagamos inminente la liturgia de todas las estaciones.
Para entonces, nos habremos congregados

en la perdurabilidad del por siempre. 




Retrato ( foto Enrique Lecaille)

IMPRESCINDIBLE

IMPRESCINDIBLE

Siempre tiene que ser la noche,
siempre, la que nos asalta de luz,
la que nos explora de repente
evacuando lo invisible en lo visible,
la que nos delicia la humedad
del sudor en la saliva del deseo.

Siempre, siempre nos recoge
en holocaustos de bienvenidas
para morirnos sin descanso final,
la que rompe la brújula del sur
para examinar la marea del instinto.

Siempre tiene que ser la noche,
siempre, nunca maldecida ni descartada,
fiel a rescatarnos de la rutina del día,
fiel a despojarnos del pensamiento
deshojándolo en gotas de agua fresca,
la que arrecia peregrina de sueños
en la curvatura del molde perfecto,
la que sin táctica ni estrategia
derrocha juventudes de nacimientos.

Siempre tiene que ser la noche,
siempre, la que nos comienza,
la que nos abastece de agasajos,
la que nos estremece de arrebato
en la falda de una luna sin cadenas,
la culpable de todos los desmanes
que mastican las voces sin aliento.

Siempre tiene que ser la noche,
siempre, la que nos lleva de parranda
al espacio donde se permuta el tiempo,
la que nos abre la alcancía del hambre
donde se celebran y se cortejan
lo irremplazable, lo abstracto y lo etéreo.

Siempre tiene que ser la noche,
siempre, siempre será imprescindible

que ella, la noche, nos sea.





Aurorretrato

LA RAZÓN DE CADA DESPERTAR

LA RAZÓN DE CADA DESPERTAR

La lucha por concebir
las historias a vencer
las cicatrices por acumular
las huellas a comprometer
el camino a transitar
las puertas a abrir
las fronteras a borrar
los puentes a construir
las distancias a abrazar
las heridas por aleccionar
los surcos por cultivar
el vuelo por impulsar
la rebeldía a proveer
la palabra a instruir
el fuego a suministrar
la memoria a despertar
la justicia por imponer
los objetivos por organizar
y el predicado sin nombre propio
porque tú, soy yo,
y el todo,

somos uno en la raíz de la libertad.




Retrato ( foto Enrique Lecaille)

INVITACIÓN

INVITACIÓN

No trates de ver en mis manos seducidos jardines
y ni tan solo siquiera alguna manía de pájaros de circo.

Puedes confiar en el acento de mi fantasía
allí sí, puedes voltearte a ver en forma voraz.

Guardo la convicción innata del poder de la cima,
el sabotaje de un secreto solo mío y de la hora
y la memoria pernoctada en los tildes de mis labios.

Camino al filo del sufrimiento corrosivo
desangrando la sal de la alegría inalcanzable
disfrazando de payasos a los fantasmas.

Pero además, resucito mañanas de septiembre
en mis habitaciones con inclemencias de agosto,
alimento incendios sin culpas
en la desventura del buen pecado
sin crear adioses partidos a la mitad
mientras olemos el beneplácito de la cita
y aunque no lo creas,
oirás el canto de mariposas sin despegar
en la cúpula del balcón de tus oídos.

Puedes pasar, estás invitada, nada protocolos
nada de rituales, nada de pactos, nada de normas

hay un lecho de galaxias por descubrirnos.






pintura Antonio Correa

DOS EN UN LUGAR EQUIDISTANTE

DOS EN UN LUGAR EQUIDISTANTE

Todo se avisaban desde el beso.

La virginidad de sus labios,
el apuro insaciable de la sed
y la desvergüenza sin control.

Bajo una nube de apetencias
se robaban sin conjeturas sus hemisferios.
No transaban con el barullo.
El traductor de sus silencios
se ahogaba en la ría de sus gargantas.

Se reconocían desde su manos
y perpetraban el asalto a la claridad,
se complacían de la circunstancia
enajenando el sueño en la certeza.

Abarcaban el escándalo
sin importales el puto juicio.
El mundo les era impenetrable
porque ellos eran el mundo.

Se sentían mártires del instante
y generosos criminales de la hipocresía.

Nada disponían, solo establecían puertas.

A la vista de todos era una fiesta.


En algún punto me sentí nosotros.





Autorretrato