DELIRIO
Escribo,
y tengo la sensación de que me rozas.
Te
veo donde te siento, es allí, donde te musas.
Una
luz en vigilia alumbra mis ojeras,
esas,
del cansancio de dibujarte con letras.
Las
paredes se asombran ante tanta desnudez,
es
que le caben todas las siluetas desde mis manos.
Se
trafican lo efímero con el barullo del siglo
y
la fertilidad del crepúsculo hace sumas al futuro.
El
reloj, apolillado en su muerte nada reclama
y
la euforia de la Luna, que se despereza en calma
traza
bolsillos de idiomas en el ombligo de la fantasía.
La
demencia intacta de la noche virgen no descansa
se
devora a cucharadas toda la soledad del hambre
y
el eje vagabundo del espiral donde rueda el sueño
prefiere
cruzar en línea recta la puerta del por siempre.
Escribo,
y tengo la sensación de que me rozas.
Y
en verdad, me rozas.
Pintura Antonio Correa
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