EL
FIN DEL MUNDO
A LA
DISTANCIA DE UN BESO
Supongamos
que entre usted y yo
el
beso nos sea el fin del mundo.
Que
todas nuestras cuentas
sumen
un resultado indefinido.
Supongamos
que nuestra ambición
provoque
un sismo en los sentidos
y que
el epicentro de todas las neurosis
guarde
de usted y de mi, el cauce despavorido.
Que
si transcribimos lo ilógico
al traspasar
la raya y lamer la fortuna
usted
y yo, conspiremos a favor del delirio.
Supongamos
que se fragmente
de
buenos designios
el
punto final del equilibrio
y que
entre usted y yo
no
haya puntos suspensivos.
Valdrá
entonces que la certeza deje de suponer
y que
el mundo se rinda a los pies de nuestra boca.
Acabemos
con la suposición. Acabemos con el mundo.
Entibiemos
la destrucción.
Entre
usted y yo, hagamos desde nuestros labios
el
más maníaco de los suicidios.
Autorretrato
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