martes, 20 de agosto de 2013

CITA A CIEGAS

CITA A CIEGAS

La capacidad perimetral de una mesa nos separa.

En el medio del camino sin recorrer
dos tazas de café con el aliento descargado,
un diario vencido que nunca fue nuestro
y un mata puchos cargado que nos devuelve sus huesos.

El trayecto se colorea de oscura noche,
y el tiempo tiene el dorso destruido.

Hay un ahora que no percibimos, ni siquiera en la mirada,
tampoco en la campana, que acude muda y cobarde al momento.

Tengo el pensamiento muerto, el cálculo vacío,
un rompecabezas en el alboroto del corazón inquieto
y no puedo adivinar lo que la sombra de tu boca agita.

Me pregunto si es deseo, si es una constancia de desierto
o si tal vez, en la abstinencia de palabras
nos declaramos culpables de diminutos e insalvables puentes.

Aunque nada nos acusamos, ni siquiera recibo de deudas a cerrar.

El aire nos abofetea con contraseñas sin aliento.  

La fotografía es un guante preciso de knock-out.

Ni la pronunciación de un milagro tal vez pueda
degollar la distancia inalcanzable de sesenta centímetros.

Al final, tal vez no sea la simple mesa que nos separa
puede que tú hayas venida desprovista de cielos
y yo, sin la alquimia necesaria para la ocasión.  

Pero afuera llueve

y todavía estamos a tiempo.





pintura Antonio Correa

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