domingo, 4 de agosto de 2013

ELLA Y SU RÍO

ELLA Y SU RÍO

Hubo a sus pies un río cada día
pero nunca una orilla, nunca una isla.

Apretaba el agua en el murmullo de su rostro,
alguna vez se quedaba en su escondite,
juramentaba los atajos desde su vista
y se perdía más allá de cualquier límite.

Se creyó que tenía el embrujo final
de los puertos que tienen ventanas al viento.

Construyó castillos de arena
con alcobas y lechos que rozaban
simulacros de bienvenidas
y de bahías presagiadas de fuego.

Lanzaba piedras para contar el tiempo,
cerraba sus ojos para abrir la esperanza
y otras veces celebraba el reflejo de una luz
que le mojaba los labios desorbitados de sed.
Confundió otoños con primaveras
a la sombra de la espera desesperada
más, se robó a si misma la alegría
alimentando su río con sus lágrimas.

Cargó su última mochila, su última botella
restableció la esperanza desde sus entrañas
y lanzó todos sus gritos al azar de la corriente.

Puso dentro de su declamación final
la única herramienta que todavía le habitaba,
su corazón lleno de versos y melodías,
y escribió con el milagro de la tentación
de que aunque más no sea por una vez

una mano recogiera su oasis al borde del abismo.





Foto Antonio Correa

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