HISTORIA
SIN FIN
En la
visión súbita de la oportunidad
hagamos
un culto de perpetua pertenencia.
Confisquemos
el equilibrio, la audacia,
confisquemos
al lobo que acecha de sed
convoquemos
la melena al viento,
el
bramido del rayo de luz y la sal.
Desaceleremos
sin prórrogas el tiempo
agotemos
de canciones nuestras manos
alberguemos
el paso peregrino de la claridad,
la
resaca perfumada del rocío y la inocencia.
Arrebatemos
la exacta medida
dispuestos
a exorcizar la tregua y la prisa
y
ocasionemos la obsesionada alegría
donde
el péndulo oscila de buena suerte.
Hagamos
inminente la liturgia de todas las estaciones.
Para
entonces, nos habremos congregados
en la
perdurabilidad del por siempre.
Retrato ( foto Enrique Lecaille)
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