domingo, 4 de agosto de 2013

DESIERTO DE PRINCIPIOS

DESIERTO DE PRINCIPIOS      

He aprendido a elevarme
desde tus palabras, desde tu aliento.

A cruzar los dedos en la ráfaga de tu infierno,
a sostenerme en el cubil de tu antojo
donde las telarañas incitan a enroscarse.

Ejercito por culpa tuya, -bien que por culpa tuya-,
ejercito sin plagios el ejercicio del desvarío
allí, en el columpio donde las nubes se besan
y donde tú, compones el abrazo de la tempestad.

He convocado al ritual del asombro
en las escaleras excarceladas de tus inventos
sin oponer resistencia a la saliva de tu núcleo.

Más, me he impuesto a mí mismo
desprotegerme de la mortal paradoja
esa, tan visceral del segundero,
para inmolarme en el seísmo de tus disturbios
tan sustanciados de fertilidades lunáticas.

Desde ya, me declaro desierto de principios.
Desde tus gestos, desde tu insolencia,
desde tu descabellada esclavitud del arrebato ,
desde tu reflejo enajenado en mi diario íntimo,
desde tu embriaguez virtuosa de hierba clandestina 
y desde tu vocación de musa exclusiva e imperfecta
me declaro desierto de principios.

Apenas sobrevivo. Apenas, apenas sobremuero.

Pero se siente tan bien desmenuzar ésta muerte viva

en que reposo el rigor de bien vender contigo, el estar vivo.





Pintura Antonio Correa

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