domingo, 11 de agosto de 2013

DE UNA NOCHE DE MARTES

DE UNA NOCHE DE MARTES

Miserable pasajero de mala vida
sin más datos que los que me atribuyen
aquellos que suelen decir que me conocen.

Cómo creerles a esos que lo alardean,
cómo creerles, cómo creerles, cómo creerles
-si yo no sé, ni quién ni como soy-

Quizás la verdad la tenga éste vino desprestigiado
que en este instante me enciende de mal aliento
y que me retuerce el ardor intenso de la gastritis
o tal vez el humo sin pudor y maloliente
de un tabaco barato armado en el papel de mi poesía,
ellos quizás sean los que gocen de mi identidad.

Oh, cómo me carcomen las dudas ahora y ya.

Aborrecido instante éste de palabras pelotudas.

No hay expresión para exasperar mis deseos
solo rezongos de la saliva seca y prostituta
tan espantada de puteadas nauseabundas.

Puedo haberlo perdido todo en un todo
y aún más en esta ebriedad de la sinrazón.

Aunque en el abrazo despavorido y sin final
de esta tarde de reencuentro contigo
he creído reconocer en el resquicio de la memoria

un pedazo enorme de mi perdida identidad.





pintura Antonio Correa

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