miércoles, 31 de octubre de 2012

TESTIGO INERTE




TESTIGO INERTE

El reloj muerto, sin ritmo ni sonido
habla en la pared desnuda y viva
de un tiempo no preciso y certero
en que se nos despedaza la vida,
su silencio, mudo espectáculo sin fin
nos retumba en el norte de la mente
con sus ya vencidos y siniestros tictac,
la noche desarropada en su madrugada
nos devuelve la insaciable evidencia
de su afonía irreparable y mortal
en el golpetear de su afasia motora.
Su vestigio es un virtual testigo presencial
de que esta noche la vida surtirá
de panfletos insurgentes sus estrellas
donde nos arrancaremos desde la coincidencia
los rituales irreverentes en que se precipita
descomedida la sinuosa génesis del presagio
en que la oscuridad deslumbra de luz. 




pintura Antonio Correa

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