PUEDO DECIRTE VIDA MÍA
Puedo decirte vida mía que he recorrido muchos
alfabetos
de cuántos son muchos y cuán grandilocuentes son
no me lo preguntes, no tengo la más remota idea,
he discurrido y he descubierto esos alfabetos
vida mía,
desde la prosa, el ensayo, la parodia y la
poesía
hasta el cuento, el monólogo, la historia y la
biblia,
desde la oda, el himno, el romance y la
mitología
hasta la canción, el epigrama, la epopeya y la crítica.
Y puedo
decirte vida mía, que de todas esas sangrías
no hay ninguna que se conjugue como tu carne
viva
cuando mi lengua y tu cuerpo se confluyen en
perfecta simetría,
y que ninguna se compara al sujeto, al predicado
y a los verbos
de las odas que se leen y se cantan en el eco de
tu geografía.
Y he seguido ideando y desvistiendo esos
alfabetos vida mía,
desde la sátira, la fábula, la leyenda y la
elegía
hasta la ópera, el drama, la tragedia y la
comedia
desde la novela, la epístola, el melodrama y la
zarzuela
hasta la didáctica, el oratorio, el apólogo y la
biografía.
Y puedo decirte vida mía, que de todas esas
sangrías
ninguna conjuga desde ellas el goce reivindicativo
como el sacrilegio explosivo de tu boca interrogativa
cuando converge perfecta en las estrofas plenas
de sintonía
en que la piel, la carne, la sangre y el alma,
se lían.
pintura Antonio Correa
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