domingo, 4 de noviembre de 2012

SIN PALABRAS PARA JUZGAR NI DEPARTIR TU ESENCIA



SIN PALABRAS PARA JUZGAR
NI DEPARTIR TU ESENCIA

Le puedo hablar a tu piel
de cuántas cosas nos sabemos,
sin ataduras, sin condiciones,
sin cláusulas, sin recesos, ni concesiones
sin condominios ni cofradías,
puedo alienarme en ella
desde sus aristas hasta todos sus vértices,
y escuadrarme en los ángulos fingidos
para mutarme en todas las geometrías,
humedecerme en las lagunas del ajetreo
descarcelado de proscripciones y exilios,
prorrogarme en el abecedario intenso
en que se desvelan todos los versos
y conmemorar las desvestidas prisas,
exorcizarme de todos los escarmientos
sin puntos, sin comas, sin perdones,
gozándome en el infierno del éxodo,
puedo en la jurisdicción de tu corteza
ser imperio sin autoridad ni poder
aflorando en la maestría de tus sales
para ser artífice de todos los quijotismos,
recrearme en la etimología hambrienta
de todas las saudades inconfesables
y nacerme incontinente en el estampido.
Le puedo hablar a tu piel
de todas las oraciones nunca escritas
de todos los predicados y sujetos en descontrol
y en todas las lenguas que habitan el lenguaje
en que se quedan mudos y espantados
los tildes y los enunciados de los labios enardecidos.
De todo puedo declarar en la brizna de tus suspiros
esos que emergen de sus intersticios perfectos,
pero de lo que no puedo departir ni discernir
es de aquello que inmaculado se vive
desde la pluralidad de tus conmociones
que se principian desde tu insurrecta esencia
cuando nuestras pieles se interceden
en todas las metáforas y sentencias
en que nos residimos al momento de fluir.



 pintura Antonio Correa

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