jueves, 11 de octubre de 2012

VOLVER A CREER



VOLVER A CREER

Cuando mis zapatos huérfanos de andar
lagrimeaban de amarga tristeza
una piedra con el corazón en punta
me rasgó la curtida y doliente piel
en que la vida me arrastraba por el piso.
Temblorosamente me desangré en el dolor
arrastrando conmigo los hilos difusos
de lo estepario y luctuoso de mis vísceras
para descoordinar  una mueca risueña
en mis moribundos y partidos labios
en que se habitaba la soledad desencantada
tan pronunciada en mi desértica sed.
Mis cenizas se redescubrieron en lumbre
esfumando el purgatorio maldecido
de demonios enraizados de púas frías
para arder desde el crepitar de la sangre
que anuncia lo sagrado, lo fresco y lo puro
en que un río orillado de savia de uvas
se desliza en la casa de mis entrañas,
donde el milagro de aquella piedra
que rasgó la vestidura de mis cicatrices
en que caminaban mis zapatos huérfanos,
me puso de bruces en el frontal de mis ojos
aquella mirada de luciérnaga voraz,
para descubrir en la descreía ausencia
deportadora de todos mis sentidos voraces
el espíritu con que se abre el pecho en dos
donde se recibe la adoración del hambre
del que se alimenta el hueso, la carne, la piel
la mente, la sangre, el corazón  y el alma,
esa adoración hambrienta y ávida
que me desangra y me parte el pecho en dos
esa, en que me redescubro desde el amor.




pintura Antonio Correa


No hay comentarios:

Publicar un comentario