miércoles, 17 de abril de 2013

NI SIQUIERA DIOS


NI SIQUIERA ESE DIOS

Que nadie ni nada
me prohíba,
si es necesario,
recurrir al plagio
en mi intención
de acariciar la luna,
y de acopiarme
en su desvarío,
quién tomará para si
el veredicto
de impedírmelo,
ni siquiera
ese dios escurridizo
que no se ve
podrá sentenciarme.
Que nadie ni nada
se interponga
al deseo explícito
de cursar mi orgasmo
en la aprehensión  al sol,
y en el infierno
de su precipicio,
quién tendrá la osadía
de imposibilitármelo,
ni siquiera
ese dios vagabundo
que todo lo espera
podrá reprimírmelo.
Que nadie ni nada
recurra a la traición
de embargarme el suicidio
cuando el descontrol
infrinja todas las calles
caminadas en el éxtasis
y en la paranoia
del holocausto,
quién intentará
disuadirme de ello,
ni siquiera
es dios anónimo
que trasgrede la justicia
podrá desarraigarme
del intento.
Ya ven,
nada ni nadie
podrá detenerme
de toda apetencia,
ni siquiera
ese dios escurridizo,
vagabundo y anónimo.
Es que el deseo
es un todopoderoso.
Y más,
si hablo de ti.




pintura Antonio Correa


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