jueves, 11 de julio de 2013

UN HILO DE FUGA

UN HILO DE FUGA

Ya no tiene más palabras
se ha quedado sin sus verbos
sin sus andenes por donde escapar
se ha quedado sin puntos suspensivos
y de los otros, esos que reviven la pausa
no tiene léxicos para expresar
nada puede pronunciarse desde él
ni tan solo una puerta por abrir
ni siquiera la multitud del sonido
nada, ni el movimiento desesperado
del último intento por llegar al vértice.

Le pesan el barro en sus pies,
las cenizas en sus manos,
y la puta sombra del vacío que lo enluta.

La cuestión de lo insalvable lo golpea sin cesar.

El polvo cansado de un camino marcha tras
y el frío agosto de todos los inviernos
le guiñan sin escrúpulos.
Pronósticos sedientos de ansiosos gusanos
se disfrazan de fantasmas en su reloj.

Una pensión al olvido lo ejecuta sin piedad.

Su odisea pende a merced del milagro.

Más, la locura con rezos a dioses que no existen,
el pulso desinhibido de un vino resistido
que moja la paradójica contracara de su teatro
y la noche que escupe su aliento a tabaco mordido
resucita su resistencia en el pálpito exacto
donde un hilo a la fuga es todo lo que tiene.

El corazón es su resistencia. Su fuga se nombra poesía.


La escribirá con latidos y los gusanos no tendrán que comer.





pintura Antonio Correa

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