INVIERNO,
SOLO A VECES.
Como
siempre, o casi siempre
este
invierno se parece a invierno.
A
veces es todo gris, a veces demasiado frío,
pero
sólo a veces, solo a veces
este
invierno se parece a invierno.
Hasta
en los pasos que se caminan,
hasta
en el iracundo ruido de los huesos,
y
en las miradas también, y en las miradas,
no
en los ojos, porque los ojos no denuncian,
a
veces este invierno se parece a invierno,
y
en los bocas también, y en las bocas,
y
a veces en los besos, porque esos sí denuncian,
y
en los abrazos también, esos abrazos mal nacidos
en
infructuosos molinos que arremeten sin vientos,
a
veces este invierno se parece a invierno,
y
qué decir de los cuerpos, esos destejidos
en
la crudeza de las soledades completas,
y
en la desgarradora sombra de los olvidos
tan
desprovistas de aromas sin respuestas,
a
veces este invierno se parece a invierno.
Y
en la huérfana gota de cualquier cristal
que
se muere sin encontrar un río,
como
también en la ceguera dolida
de
un solitario rayo sin rostro ni rastro,
a
veces este invierno se parece a invierno,
o
en la lengua desafinada de un paladar
anegado
de cataratas de tinieblas,
o
en el discurso inútil y sin ideología
de
unas manos congeladas de ostracismo,
a
veces este invierno se parece a invierno.
Como
siempre, o casi siempre
este
invierno se parece a invierno.
A
veces es todo gris, a veces demasiado frío,
y
digo solo a veces, y repito, solo a veces,
porque
basta que se estremezcan las raíces
cuando
apareces tú, tan provista de primaveras.
pintura Antonio Correa
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