UN CALENDARIO SIN VENCIMIENTO
No hubo simbiosis más concreta
que tus labios y los míos aquel dieciséis.
Todo quedó impreso para siempre
en la corporación explicita del primer beso.
El camino a mis pies se echó a andar,
tus huellas empezaron a ser las mías.
Hoy, la vida me sigue haciendo un guiño
desde el latido exacto donde tú y el amor,
con la precisión sin cálculos de la poesía
me desvelan de equilibrio y de alegría.
Pintura Antonio Correa
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