REMINISCENCIAS
ADÚLTERAS
A partir de nuestras
trascendencias
confesamos la cercanía
de lo
imperecedero,
nos residimos sin
perspectivas
para crecer de
gloria
en las
eyaculaciones
proverbiales
de la vida,
escarbamos los
riesgos
con la
debilidad de ser cortejo
en el enigma
de nuestros dialectos,
sin exilios,
sin confinamientos,
y en la
tibieza mecanografiada
del adulterio,
los verbos húmedos
prolongaron la
servidumbre del éxtasis
cuando se
atravesaron en el lecho
las periferias
y los peldaños
de aquello que
llamamos
cielo de
nosotros en alborada,
no hubo pactos
a futuro
ni condenas a
olvidos
solo extravíos
de distancias
solo
afincamientos a hurtadillas.
Para entonces,
vendrá el invierno
a nuestra piel,
a nuestra sangre,
y solo el
semáforo intermitente
de aquella
reminiscencia rebelde
brillará en
los resguardos del suburbio
de nuestras
estaciones más intimas y profundas
donde fue posible que nos vivamos para siempre.
Foto Antonio Correa
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