MUERDE EL
MIEDO
Muerde el miedo
que
descerebrado rompe el alma
en la
incontinencia sin límites
en que habita
mi oscuro trance,
muerde sin
piedad,
sin
misericordia y altruista,
traspasa
agudo, sin impermeable
que lo
convenza de no llegar,
paraliza
osadamente
expresado en
acertijos sombríos,
pernicioso,
desolado y esquelético
muerde sin
antifaz,
adelgaza los
hilos de la valentía
y despedaza
incisivo la alegría,
aniquila en
celdas el movimiento
impide el paso
donde avanzar,
muerde a cara
descubierta,
deshoja desde
el frío trágico, la piel,
y marchita la
fuente de la creación,
muerde el
miedo,
deshumanizado
y traicionero
muerde sin
piedad.
Pero basta, que
el mundo
donde mis ojos
se opacan,
se entrelace
en los labios
explícitos de
tu sonrisa,
para que en
ese instante
de tu extremada
libertad
se encienda en
mi, la valentía,
el arrojo, el
ardor y la alegría,
concibiendo
que el miedo,
el maldecido
miedo,
no me muerda
nunca jamás.
foto Antonio Correa
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