domingo, 25 de noviembre de 2012

ESA SEÑAL



ESA SEÑAL

Busco esa señal
imperecedera  y frugal
que me abrace sin más
que me tiente de todo
y que me lleve a volar,
la busco desde la pausa
desde las pálidas sombras
y desde la voz despechada y fría,
por allí, aparece para luego
desvanecerse sin apiadarse,
no entiende de mi soledad,
intento desgarrar el lapso
para malgastarlo irreparablemente,
pero me punza, pero me duele,
pero me duele ese  tiempo del quizás
de los tal veces y del quien sabe
es que la señal ni siquiera
a destiempo llega sin avisar,
hiere desde la puñalada helada
hiere desde lo sombrío del destierro
esa señal que me llora, que me finge de muerte
desde el espejo en donde me miro y  me siento.
Busco esa señal
con estrategia  y con astucia
desde la demencia inofensiva
hasta la prudencia reflexiva,
por allí, asoma para prontamente
disiparse sin conmoverse de mi
y vuelvo a mis vacíos sin mundos
sin instalados amaneceres
y provistos de luces ciegas.
Agotado, he decidido dejar de buscar
mis muros se transmutan en anónimos
espacios de tenues flaquezas lapidarias
donde se me cierran los ojos de tinieblas
y donde el corazón de tormenta se agoniza.
Pero basta, basta ese tiempo
donde el tacto de tu traza
se aturde en mis contraseñas,
que se guardan, arrinconadas y dormidas
a punto de estallar en el abismo,
es la señal, esa ambicionada señal
que despierta  el celo y la furia
desde el surco de tus prolongaciones
desde lo sobresaliente de tu seducción
desde la mayúscula irracionalidad
en que se desnudan tus índices de fuego.




pintura Antonio Correa

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