miércoles, 24 de julio de 2013

DUDAS EXISTENCIALES

DUDAS EXISTENCIALES

¿Adónde van los ríos sin retorno?
esos, que nunca hacen el amor
ni con el océano ni con la lluvia,
¿adónde las palabras ilimitadas?
esas, que eyaculan sonetos de verborragia
pero que no ocasionan el parto de un poema,
¿y esos, los centavos de propina?
que no partieron y se desvanecieron
en el bolsillo de la víbora que se arrastra.

¿Adónde van las noches no trasnochadas?
esas, que se duermen en la aridez del lecho
tan sepultadas de frío como un abrazo de ataúd,
¿adónde esos milagros que creemos?
con ese fervor que no consultamos
en la hora del raciocinio y de lo absurdo,
¿y esas maderas muertas a la sombra
de no saber nacer en el cuerpo de una guitarra,
adónde van? ¿ Adónde van?

¿Y los gatos sin azoteas?
¿y los sonámbulos sin noches?
¿y las preguntas sin respuestas?
¿y los muertos sin dios?
¿adónde el fuego en su huida?
ese, que el humo y la ceniza lo evidencia,
¿adónde el tranvía de los segundos?
ese, que nos pasa por la vereda de enfrente,
¿y los sapos que no besan?
¿y las ratas sin humanos?
¿y las llaves sin puertas?
¿y la memoria herrumbrada?
¿y el sexo sin fantasía?

¿Adónde van, adónde?

¿Será que también allí van y se mueren
los besos que nunca damos?

¡Y si me besas! ¡Y si nos besamos!





Autorretrato



lunes, 22 de julio de 2013

INVIERNO, SOLO A VECES.

INVIERNO, SOLO A VECES.

Como siempre, o casi siempre
este invierno se parece a invierno.

A veces es todo gris, a veces demasiado frío,
pero sólo a veces, solo a veces
este invierno se parece a invierno.

Hasta en los pasos que se caminan,
hasta en el iracundo ruido de los huesos,
y en las miradas también, y en las miradas,
no en los ojos, porque los ojos no denuncian,
a veces este invierno se parece a invierno,

y en los bocas también, y en las bocas,
y a veces en los besos, porque esos sí denuncian,
y en los abrazos también, esos abrazos mal nacidos
en infructuosos molinos que arremeten sin vientos,
a veces este invierno se parece a invierno,

y qué decir de los cuerpos, esos destejidos
en la crudeza de las soledades completas,
y en la desgarradora sombra de los olvidos
tan desprovistas de aromas sin respuestas,
a veces este invierno se parece a invierno.

Y en la huérfana gota de cualquier cristal
que se muere sin encontrar un río,
como también en la ceguera dolida
de un solitario rayo sin rostro ni rastro,
a veces este invierno se parece a invierno,

o en la lengua desafinada de un paladar
anegado de cataratas de tinieblas,
o en el discurso inútil y sin ideología
de unas manos congeladas de ostracismo,
a veces este invierno se parece a invierno.

Como siempre, o casi siempre
este invierno se parece a invierno.

A veces es todo gris, a veces demasiado frío,
y digo solo a veces, y repito, solo a veces,
porque basta que se estremezcan las raíces

cuando apareces tú, tan provista de primaveras.




pintura Antonio Correa

AMALGAMA

AMALGAMA

Ella,
se emigró hacia las puertas desesperadas
de un abrazo, ese que le era tan esquivo.

Él,
le confió sus orígenes de par en par.
Le absolvió su devastada mirada,
tan sin llaves, tan trivial de musicalidad 
condonándola con un ramillete de soles.

Desde los acordes implacables de sus pies
él, le vistió el camino para la ocasión,
abrió su paraguas con la cadencia del albergue,
le ofreció sin cálculos el tiempo de las nubes
y desmontó los postigos de todos los eclipses
para despilfarrar, sin a veces y sin pausas el azar.

Ella, supo entreabrir una pestaña en sus labios
para escribir desde la sequía de su lluvia
augurios de melodías en un cielo abierto,
y recogió del mar desangrado, esos escándalos
que le arrimaban a sus piedras lanzadas
la alegría de sentir mojados sus encantos.

Más, a partir de todos esos entonces
nunca ni jamás supieron quién se emigró,
quién se confió de par en par
quién tenía las llaves o la musicalidad
quién un ramillete de soles,
de quién eran los pies implacables
de quién el camino vestido,
quién fue paraguas y quién albergue,
de quién el tiempo de las nubes
de quién los eclipses y el azar
de quién los labios de lluvia
de quién los augurios de cielo
de quién el mar y los escándalos
de quién la alegría y el encanto.


Simplemente saben, que se existen.




pintura Antonio Correa

TESTIMONIO IRREFUTABLE

TESTIMONIO IRREFUTABLE

Podremos sabernos
de cualquiera de las maneras.

Por ejemplo, cuando nos vuelan los pájaros
en el viento del vientre,
cuando se desvelan los vinos
en la oración salvaje de un beso
o cuando humea de complicidad la lluvia
en la creación cautiva del apetito.

De tantas y muchas cosas más podremos percibirnos,
incluso desde la adhesión visible del ombligo mutuo.

Así y todo, también nos existe
esa manera de dominarnos
esa, la de agazaparnos en la sed de la estampida
cuando nos prostituimos en el vicio sin ley,
o esa, cuando se aturden sin miedos
la ortografía y el incendio perfecto
de los demonios amanecidos de viajes,
o aquella, cuando se provocan de tactos sin páginas
las caderas sin testamentos de la coincidencia.

Pero al fin  y al cabo, solo nos basta una manera
para conjurar la creación maldita del universo

despertar, y mirarnos a los ojos.




pintura Antonio Correa

PRESENCIA

PRESENCIA

Sé que estás aquí,
calibrando mis hojas vacías
mientras las estrellas se escurren,
y que me dominas desde el rumor de la gloria
a los pies de mis charcos gastados.

Sé, que aunque me huyas
la juventud de mis sentencias
tendrá la rúbrica de lo pendiente,
y entre lo desconocido y la ocasión
habrán intentos de lenguajes
que en una desaforada tentación de resistir
cruzarán la línea de cualquier exilio.

Siempre estarás con tus bolsillos de lunas
desperdigando orgasmos de noches únicas
en la cornisa de los labios del sueño mío.

Habrá de mantenerse el crepúsculo en mi sangre
habrá de remontarse como siempre la agitación
habrá de permanecer la adicción de pertenencia.

Sé, que también más allá de mis hojas vacías
estás en las pupilas de todos los colores
donde se arden  las amapolas y los suicidios,

donde se exaltan las palabras y los sentidos.





pintura Antonio Correa

NADA QUE PENSAR

NADA QUE PENSAR

La pronta referencia se devasta
en el hurto premeditado de cada letra
que exprimo en la vastedad de tu cuerpo
cuando te me devuelves desnuda.

Tu literatura  sabe a silencios y a lluvia
se transcribe en ruidos de cielos que crujen
y en recodos de amapolas bebidas.

La pronta elegía de mis labios
se moja de sales que amenazan de claros
y de tempranos cantos de brisas.

El mundo de cielos que se dibuja en ti
no repara en acantilados ni en naufragios,
el aire, es un páramo de calientes voces.

Cada surco es una ventana al viento,
pasaje al extravío de la verdad.

El tiempo solo sabe a osadía y a gloria revoltosa.

Me basta con intentar incinerarme en el instante.


Dentro de un rato será mañana, no hay nada que pensar.




Autorretrato

A LA ESPERA DEL SOL

A LA ESPERA DEL SOL


Por acá se tuerce la noche en la esquina
un gato rasguña el silencio dormido,
el arrabal se masca dos fugitivos
y la nada es un todo sin rumbo fijo.

Por si acaso, los pies atacan los charcos de luna,
los intentos desgastan las palabras vencidas,
ni yo, ni nadie, reconcilia  las ramas desnudas
con este invierno sin vientre ni manuscritos.

Las aceras son unas lágrimas de olvidos
ninguna huella tiene el contraste íntegro
solo caben las escaleras sin clausuras
a un tiempo que tiene acasos furtivos.


Y en el fondo allí, al final, la niebla,
la impenetrable niebla y el desierto  
sacude la carne hambrienta de los perros

que se desgarran en aullidos de desconsuelo.





foto Antonio Correa

CANCIÓN DE ELLOS

CANCIÓN DE ELLOS



Dos voces
dos páginas
dos sueños
un camino.
Dos mundos
dos ventanas
dos laberintos
un latido.
Dos puertas
dos bocas
dos cuerpos
un sentido.
Dos soles
dos vientos
dos lluvias
un motivo.
Dos verbos
dos libros
dos tiempos
un sonido.
Dos hijos
dos lobos
dos ríos
un suspiro.
Dos ruidos
dos silencios
dos fuegos
un estampido.
Dos países
dos fronteras
dos lugares
un epílogo.
Dos canciones
dos pinceles
dos pájaros
un aullido.
Dos poemas
dos fiestas
dos vientres
un destino.
Dos estaciones
dos parábolas
dos metáforas
un aforismo.
Dos voces
dos páginas
dos sueños

un camino.




foto Firulette Diseños

UN CALENDARIO SIN VENCIMIENTO

UN CALENDARIO SIN VENCIMIENTO


No hubo simbiosis más concreta
que tus labios y los míos aquel dieciséis.

Todo quedó impreso para siempre
en la corporación explicita del primer beso.

El camino a mis pies se echó a andar,
tus huellas empezaron a ser las mías.

Hoy, la vida me sigue haciendo un guiño
desde el latido exacto donde tú y el amor,
con la precisión sin cálculos de la poesía

me desvelan de equilibrio y de alegría.




Pintura Antonio Correa

viernes, 12 de julio de 2013

LLUVIA DE AGOSTO

LLUVIA DE AGOSTO

Si la lluvia,
ésta de agosto nocturno,
te excita a salvaguardarte, ven.

Acude arropada de sueños
esos sin cálculos y sin cadenas,
acude desalineada en tus círculos
y que la intemperie de descargas
te traiga inventada de literaturas.

No dejes que se evapore tu piel húmeda
hasta que te asalten los lobos sin lunas.

Habrá ceremonias al dios del trueno
y sobredosis en la adicción al desequilibrio.

El mundo detrás de las ventanas
se poblará de pájaros sin cárceles,
las ráfagas cuerdas se desviarán
sin pretextos en la razón del anhelo
y el cielo se guardará para si
la certidumbre de un tiempo único.

De este lado, y en dirección a la libertad
los cuerpos obedecerán al aliento del instinto

y el equilibrio, acudirá al templo del sexo.





pintura Antonio Correa

jueves, 11 de julio de 2013

UN HILO DE FUGA

UN HILO DE FUGA

Ya no tiene más palabras
se ha quedado sin sus verbos
sin sus andenes por donde escapar
se ha quedado sin puntos suspensivos
y de los otros, esos que reviven la pausa
no tiene léxicos para expresar
nada puede pronunciarse desde él
ni tan solo una puerta por abrir
ni siquiera la multitud del sonido
nada, ni el movimiento desesperado
del último intento por llegar al vértice.

Le pesan el barro en sus pies,
las cenizas en sus manos,
y la puta sombra del vacío que lo enluta.

La cuestión de lo insalvable lo golpea sin cesar.

El polvo cansado de un camino marcha tras
y el frío agosto de todos los inviernos
le guiñan sin escrúpulos.
Pronósticos sedientos de ansiosos gusanos
se disfrazan de fantasmas en su reloj.

Una pensión al olvido lo ejecuta sin piedad.

Su odisea pende a merced del milagro.

Más, la locura con rezos a dioses que no existen,
el pulso desinhibido de un vino resistido
que moja la paradójica contracara de su teatro
y la noche que escupe su aliento a tabaco mordido
resucita su resistencia en el pálpito exacto
donde un hilo a la fuga es todo lo que tiene.

El corazón es su resistencia. Su fuga se nombra poesía.


La escribirá con latidos y los gusanos no tendrán que comer.





pintura Antonio Correa